martes, 1 de junio de 2010

Steve Prefontaine...



El pasado 30 de mayo de 2010 se cumplió 35 años de la muerte de Steve Prefontaine, un atleta estadounidense con la suficiente fuerza como para inspirar miles de carreras. Pero eso fue a principios de los setenta, y el running surgía como algo más que un deporte. Los corredores se dividían en dos grupos, los de pista eran deportistas con interés en mejorar sus marcas, los de largas distancias buscaban sensaciones.
Era un tiempo en el que aún sonaban los ecos de la generación Beat y los hippies, que parecían encontrar su sitio en un deporte que hablaba de libertad. Y allí llegó Steve Prefontaine, un joven con pocas cualidades físicas pero con el coraje de presentarse ante Bill Bowerman, el mejor entrenador del país y fundador de Nike, para pedirle ser el mejor corredor de Estados Unidos. Luchó contra las extrañas normas que obligaban a mantener el amateurismo, mantuvo durante una época los records estadounidenses de todas las distancias entre el 2000 y 10.000, nunca nadie le vio correr cuesta abajo, vivió en una caravana, dio el empujón definitivo a una marca que comenzaba (Nike), inspiró dos películas (Prefontaine y Without Limits) y un muñecuito toy…



construyó saunas al estilo de sus admirados finlandeses, vivió y murió con sólo 24 años en un extraño accidente de coche que pareció contentar a muchas de las cabezas biempensantes. En Oregón siguen pensando que Steve Prefontaine es su Jim Morrison.
Para la historia queda su carrera en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, en la que a pesar de tratarse de un joven de poco más de 20 años, puso contra las cuerdas al favorito Lasse Virén para quedar finalmente cuarto. Mucho se ha hablado de que cualquier otra estrategia podría haberle dado la plata, pero la frase que se ha convertido en su epitafio no oficial lo explica todo: to give anything less than your best is to sacrifice the Gift (dar menos que tu máximo es sacrificar el Don).
De sus números y marcas nos queda lo que pudo haber sido. De sus historias, algo más. Bill Dellinger, uno de los grandes corredores y entrenadores americanos (y segundo de Bill Bowerman durante una época) cuenta cómo, a pesar de haber escuchado muchas de esas historias, nunca se había encontrado con Prefontaine, pero no dudó que era él quien encabezaba una carrera estatal de campo a través. Su mirada, su forma de correr encajaba perfectamente con lo que se contaba de Pre.
Y esa pasión se vio correspondida en vida, con una legión de seguidores que puso de moda el pelo largo y el bigote salvaje. Muchos de ellos le animaban con camisetas en las que podía leerse "GO PRE". Unos pocos, cansados de la ubicuidad de Prefontaine, respondieron con otras camisetas en las que se leía "STOP PRE". Después de ganar una carrera, Steve no dudó en acercarse a sus críticos para pedirle una de esas camisetas y dar la vuelta de honor con la camiseta que invitaba a pararle.
Pero mucho más de su forma de pensar queda en sus palabras. "Alguna gente crea con palabras, música o un pincel y pinturas. Me gusta hacer algo bonito cuando corro. Quiero que la gente se pare y diga "Nunca he visto a nadie correr así". Es más que una carrera, es un estilo. Es hacer algo mejor que nadie. Es ser creativo”…
Que bonito.. no??

No hay comentarios:

Publicar un comentario